En este blog encontrarás reseñas de danzas peruanas, monografías, fotografías y frases de danzas.
26.11.17
Tuntuna
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10.11.17
Quitamanta de Panao
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28.7.17
21.7.17
15.7.17
Danzante de Inca Danza de Pachitea
8.7.17
Pallas de Caramarca
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13.6.17
10.6.17
Vestuario de Pacasito
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1.6.17
22.5.17
17.2.17
Reseña del Carnaval de Utao
I. UBICACIÓN GEOGRÁFICA:
Churubamba es uno de los 11 distritos que integran la provincia de Huánuco. Según información del INEI, recogida en el XI Censo Nacional de Población – 2007, el distrito cuenta con una población de 24 573 personas que en su gran mayoría viven en el ámbito rural, con apenas 323 habitando en el área urbana. Los centros poblados de Tambogán y Utao, pertenecientes a este distrito, se encuentran ubicados en su parte norte a unos 2830 m.s.n.m y 2600 m.s.n.m respectivamente, apenas a unos kilómetros de distancia el uno del otro y a una distancia aproximada de 37 km. de la ciudad de Huánuco.
II. FECHAS
Todos los años ambos centros poblados celebran los carnavales en el mes de febrero, si bien la fecha de inicio exacta es movible. Las festividades comienzan con la antevíspera del domingo carnaval, continúa con la víspera del lunes carnaval, el día central celebrado en la fecha de martes carnaval, y finaliza con la despedida del miércoles de ceniza que da inicio al período de cuaresma previo a la Semana Santa.
III. DESCRIPCIÓN:
Las fiestas de carnaval en Tambogán y Utao se distinguen de otras celebraciones en la región por la representación del tinkuy o encuentro, por su significado en quechua, también conocido como la guerra de las naranjas. Se trata de una batalla ritual que involucra a toda la población de ambos centros poblados, a través de la cual se evoca la participación de sus antiguos pobladores en la rebelión indígena de 1812 ocurrida en Huánuco. Durante el tinkuy la población se divide en dos bandos, por un lado las mujeres representando a los patriotas indígenas liderados por las autoridades de las fiestas de carnaval, y por otro los hombres representando a los realistas españoles liderados por las autoridades políticas locales.
Los relatos sobre el origen de la representación del tinkuy recogidos en el expediente hacen referencia directa a estos eventos. Se señala que los comuneros de Tambogán y Utao salieron el 22 de febrero con dirección a la ciudad de Huánuco, convocados junto a grupos de otras localidades aledañas como Pachabamba, Santa María del Valle, San Sebastián de Quera y Churubamba. Las fuentes bibliográficas consultadas complementan este relato, indicando que la convocatoria habría sido realizada por un grupo de frailes -entre ellos el huanuqueño Marcos Durán Martel- mediante cartas remitidas a los alcaldes de indios en cada localidad. De este modo se logró convocar a grupos de indígenas provenientes de localidades como Panao, Pillao y Acomayo.
Al término de los enfrentamientos, los testimonios indican que los sobrevivientes regresaron a sus localidades, haciendo su entrada triunfal en la fecha de martes carnaval y sumándose a las festividades. A pedido de familiares y mayordomos de la fiesta estos hicieron una demostración, usando duraznos para simular piedras y municiones. Desde ese momento se estableció dicha representación como una tradición anual, si bien por pedido de las autoridades se cambió de duraznos a naranjas ya que estas eran más blandas. Desde entonces el tinkuy se lleva a cabo cada año en la plaza principal de Tambogán y Utao.
La organización y conducción del Carnaval Tinkuy, tanto en Utao como en Tambogán, son responsabilidad del tesorero o tesorera mayor y sus funcionarios llamados varas o miembros: “Regidor, alguacil, escribano, fiscal, capilla, inspectores”. El cargo de tesorero mayor es el de mayor autoridad y prestigio, y solo puede ser asumido por quien haya pasado por los demás cargos del calendario festivo de Tambogán y Utao. El candidato es previamente elegido por los mayores del pueblo, y voceado por un período de dos años durante asamblea comunal. No es usual que se rechace el cargo ya que se trata de un puesto de honor. Las varas son elegidas por el tesorero mayor y cumplen sus órdenes, tales como adornar un grupo de cruces de madera con flores que serán usadas a lo largo de la festividad. Todas estas autoridades contratan conjuntos de arpa y violín para que los acompañen durante la fiesta.
La elección de estos funcionarios ha atravesado por una serie de cambios recientes. Anteriormente solo se elegía a varones, por lo que al momento de representar el tinkuy las esposas de las autoridades asumían momentáneamente sus cargos para dirigir al grupo de mujeres. De acuerdo al testimonio de los portadores, es recién hace unos 5 o 10 años que se elige a mujeres para el cargo de tesorera mayor y sus varas. Esto ha reforzado el rol de las mujeres en la organización de los carnavales, así como su involucramiento en la vida cotidiana de las comunidades. Otro cambio ha sido la desaparición en Tambogán de la figura del rezaq, quien era contratado por el capilla en coordinación con la tesorera mayor. En la actualidad su función ha sido asumida por el catequista de la iglesia. En Utao un rol similar es asumido por el qapaq rezo.
Durante el Carnaval Tinkuy también intervienen los mayordomos de árbol, quienes organizan los varios cortamontes o yurakuchuy llevados a cabo de manera diaria durante el desarrollo de la festividad. También se encargan de contratar bandas o conjuntos musicales, de manera análoga a los conjuntos de arpa y violín que acompañan al tesorero mayor y sus varas, quienes son comprometidos por las autoridades comunales entre octubre y noviembre del año previo a la festividad.
IV. PERSONAJES:
Son varios los personajes que se hacen presentes durante los diferentes días que dura la celebración. Los primeros son los aukish, personificados por las mujeres de mayor edad en la comunidad, quienes van vestidas con poncho, manta y sombrero de varón. Estas llevan tinyas (pequeños tambores de origen precolombino) con las que acompañan los harawis cantados en quechua. También destacan las comparsas de waylas, conjunto de mujeres danzantes dirigidas por dos aukillos que son comprometidos por los tesoreros o tesoreras mayores para que acompañen de manera permanente el desplazamiento en pasacalle del contingente de patriotas. Los aukillos son varones que en el caso de Utao llevan un vestuario de color rojo y máscaras de madera; en Tambogán no llevan vestuario ni máscaras.
V. FASES:
Los carnavales en Tambogán y Utao se realizan el mes de febrero y se extienden a lo largo de 04 días, iniciando el domingo carnaval y culminando con el miércoles de ceniza, si bien el sábado hay una reunión preparativa con presencia de las autoridades. Aunque las fiestas de carnaval en Tambogán y Utao muestran particularidades en los tiempos, espacios de celebración y aspectos simbólicos, se observa una amplia variedad de elementos compartidos que indican la existencia de un corpus cultural que envuelve a ambos centros poblados, y que tiene en el tinkuy o enfrentamiento ritual a un elemento transversal que enlaza y matiza la totalidad de las celebraciones.
El martes carnaval es el día central por ser la fecha en que se representa el tinkuy o encuentro en la plaza principal de cada pueblo. Las acciones inician con la reunión o shuntanakuy de las varas y mujeres del pueblo en casa de la tesorera mayor. Todas llevan ponchos de varón, unas varas envueltas en cintas y sombreros adornados con flores rojas y panecillos en la copa. Una vez reunido un buen contingente, los grupos salen a recorrer las calles de cada centro poblado acompañados por varios conjuntos de arpa y violín así como danzantes de waylas, convocando a otras mujeres a que se unan al grupo de patriotas indígenas. Visitan las casas de las varas, peona, guiona y autoridades locales para recoger las wallqapas, frutas ensartadas con hilo de cabuya, objeto que se lleva colgado como munición para el enfrentamiento, así como nuevas ofrendas florales o macetas.
Alrededor del mediodía los contingentes de mujeres patriotas se juntan en la iglesia. En Tambogán se celebra una misa con presencia del bando de realistas españoles, integrado por los celadores del agente municipal y el teniente gobernador, que se sienta en el lado opuesto de la nave al que ocupa el bando de los patriotas indígenas. Al terminar la misa los dos grupos salen a recorrer por separado las calles del pueblo, hasta que convergen en la plaza ya listos para el enfrentamiento. En Utao se realiza un rezo a cargo del capilla y el qapaq rezo, previo al desplazamiento del contingente de hombres y mujeres al cementerio llevando las cruces dejadas en la iglesia el día domingo. Se las coloca al medio del cementerio, dividiéndolo simbólicamente en una mitad de patriotas y otra de españoles. Luego retornan a la plaza principal de Utao, donde se dividen en dos contingentes.
La secuencia del enfrentamiento es casi idéntica en ambos centros poblados. Al llegar a la plaza principal los contingentes se posicionan en extremos opuestos, las campanas de la iglesia empiezan a repicar aumentando poco a poco su intensidad, hasta que se desata el tinkuy con una lluvia de naranjas. Los fiscales suben a los campanarios y lanzan naranjas que pueden ser recogidas y usadas por hombres o mujeres. En la plaza se simulan heridos y muertos -wanuchinakuy- de ambos bandos, y se toman prisioneros que son encarcelados. Una hora después finaliza el tinkuy, e inician las negociaciones para la liberación de prisioneros. En Utao se llega a un acuerdo de forma presencial entre representantes de ambos bandos al que se denomina reconcilio. En Tambogán los bandos se envían cartas mutuamente, hasta firmar un acuerdo o cartanakuy.
Las actividades de Tambogán continúan con el qeruchutay o jalado de soga, juego de competencia que evoca el conflicto ocurrido sobre el puente Huayopampa. En Utao este enfrentamiento se da recién en la tarde del miércoles, y se realiza como una forma de recordar la reparación que antiguamente se hacía del puente sobre el riachuelo denominado Taqshana. En ambos casos el bando ganador es siempre el de los patriotas indígenas representado por las mujeres. El martes carnaval culmina con el cortamonte o yurakuchuy principal, seguido de un baile general animado por una banda de músicos contratada por el mayordomo de árbol. La tesorera mayor y sus varas se retiran.
El miércoles de ceniza marca el final del Carnaval Tinkuy así como el inicio del período de cuaresma. Comienza con la limpieza general de la plaza principal y del cementerio, actividad convocada por las tesoreras mayores en la que participa la población en general, así como los bandos de patriotas y españoles acompañados de conjuntos de arpa y violín o bandas contratadas por los mayordomos de árboles respectivos. Las labores de limpieza son supervisadas por los tenientes gobernadores y agentes municipales de cada centro poblado, quienes pueden imponer multas en bebida, coca y velas a quienes llegan tarde. En la plaza la limpieza se concentra en recoger los restos de frutas, mientras que en el cementerio esta consiste en arrancar la mala hierba y dar mantenimiento a los nichos y sus cruces.
Después de la limpieza del cementerio en Utao, hombres y mujeres juegan colocándose la hierba arrancada debajo de la ropa y luego se culmina con un baile. En Tambogán, luego de la limpieza, los bandos de patriotas y españoles se desplazan a diferentes linderos. Allí colocan cruces en pirkas o allkas, altares de piedra, con el fin de prevenir el retorno de los españoles. También se abastecen de flores rojas y wallqapas de frutas. Al volver al cementerio ambos bandos se enfrentan pero solo lanzándose flores y hierbas. Estos enfrentamientos y juegos tienen el fin simbólico de alegrar las almas de los caídos en la antigua rebelión de Huánuco.
En Tambogán los dos bandos vuelven juntos en pasacalle hacia la plaza principal donde se comparte un almuerzo, y se llevan a cabo varios cortamontes organizados por los mayordomos de árbol. Estos también contratan bandas de músicos, mientras que los bandos de indígenas y españoles van a la casa de sus representantes para festejar al son del arpa y el violín. En Utao se da el ya mencionado qeruchutay, luego del cual también se hace un cortamonte y se celebra el aywalla o fin de fiesta, baile general en el que la tesorera mayor y sus varas se retiran con sus conjuntos de arpa y violín a seguir celebrando.
Esta celebración tradicional fue declara Patrimonio Cultural de la Nación mediante Resolución Vice Ministerial N° 125-2015-VMPCIC-MC del 10 de setiembre de 2015.
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